Tatuajes realistas: historias para plasmar el alma

Tatuajes Realistas Estudio Tania Tattoo Valencia

En uno de esos días en los que solo buscas estar bajo la sábana y sin que nadie aparezca, cruzó la puerta del estudio un cliente que apretaba en su mano derecha la fotografía de una persona. Recuerdo cómo apenas le salían las palabras, aunque sí alguna que otra lágrima. Me enseñó la imagen y rápidamente supe que era el momento preciso para dejar todos mis problemas de lado y centrarme en ayudarle. Confiaba en mí para adentrarme en un proyecto que marcaría su vida.

Unos ojos muy expresivos salían de esa fotografía que me miraban fijamente. Esa persona, que no superaba los cuarenta años, me contó la historia de su ser querido. Tan triste pero a la vez tan esperanzadora que mi trabajo tenía que ser plasmado en su piel sí o sí.

No sabéis lo que me encanta trabajar con retratos en tatuajes realistas. Es mucho esfuerzo, es cierto, pero la sonrisa del cliente que se queda una vez que retiro los últimos rastros de tinta de su piel me provocan un sentimiento que no se va en mucho tiempo. De hecho, busco más.

Sentarme, la luz de flexo, una página en blanco y la pantalla del ordenador cerca. Así comienzo mi rutina para trabajar en la fotografía del ser querido de mi cliente, que la coloco junto a mi mano derecha, la misma a la que se aferraba y que le costaba soltar cuando cruzó la puerta.

Comienzo con trazos ligeros sobre el mentón y sigo hacia dentro para ir dándole forma al rostro. Trato de que los borradores sean casi siempre el modelo final que se pegará en la piel antes de comenzar con la tinta. Solo pensar que eso quedará para toda la vida en el cuerpo de persona me emociona, pero es importante saber gestionar el estrés ante un trabajo tan complejo y con tanto significado.

Muchas veces nos dicen que el alma no existe o se ha ido. Pero yo, sinceramente, la veo reflejada siempre en los ojos de cada uno y esta persona necesitaba eso, que la mirada de su ser más querido siempre la acompañase y le recordase que siempre estará ahí.

Es todo un reto y que requiere bastantes horas. Sin que el pulso me tiemble, comienzo marcando el rostro. Es en ese momento en el que observas las diferentes muecas del cliente, ansioso por ver el resultado final. A veces con color, otras en blanco y negro. Da igual la gama que uses, todo se encuentra en el detalle y la precisión a la hora de realizar en el que puede convertirse en el mejor regalo de una persona.

Tras cinco horas y media sentado levantándose en varias ocasiones para tomar un trago de agua ahogando sus primeras lágrimas, el cliente dirigió su mirada para ver cómo su familiar quedaba para siempre reflejado en su cuerpo.

Sabes que el espíritu de una persona nunca se va y ahora, para mi cliente, el rostro de su ser querido ya está dibujado en la parte superior del brazo derecho y formará parte de su cuerpo. Una imagen que llevará y mostrará orgullosa todos los días. Y que cuidará como si nunca se hubiera ido.