Un nuevo Cover Up: de león alado a calavera rodeada de cuervos
Cuando Federico vino a verme tenía la intención de cambiar su viejo tatuaje para adaptarlo a sus nuevos pensamientos y experiencias. Realmente se le veía decepcionado, porque su tatuaje antiguo no le gustaba nada, y no es que técnicamente estuviera mal hecho, era la parte estética que nunca le llegó a gustar.
Normalmente, este tipo de peticiones aparecen cuando el significado y el simbolismo del tatuaje original se diluyen y el cliente desea que su piel refleje una realidad distinta.
Afortunadamente, hoy en día la técnica del cover-up hace que sea posible adaptar un tatuaje a los gustos actuales del cliente. Eso sí, para ellos es fundamental que el tatuador y el cliente trabajen en conjunto, ya que la comunicación es vital para que el resultado final sea satisfactorio.
Aunque todo cover-up supone también un reto técnico para mí, quizás lo más complicado es ser capaz de reflejar lo que desea el cliente. Por suerte, en el caso de Federico, esa comunicación fue perfecta y el proceso fluyó de manera sencilla.
Como ocurre con este tipo de tatuajes, primero fue necesario crear el nuevo diseño. Tener que partir de un tatuaje ya hecho representa todo un desafío técnico, pero en mi caso, esa dificultad hace que sea uno de mis trabajos favoritos.
Una vez que el nuevo diseño estuvo claro y Federico dio su visto bueno, empezamos a realizar pruebas en la zona a tatuar. En los cover-up este es un paso imprescindible para asegurarse de que el nuevo motivo encaja perfectamente con el antiguo y que el resultado sea satisfactorio. Este paso es bastante complicado y lleva muchas horas de trabajo para encajar cada nueva pieza como si de un puzzle se tratará.
En este caso, Fede tenía tatuado un león en el pecho que se unía a un ala en el antebrazo. Ya que decidimos conservar prácticamente igual el ala, dirigí todo mi esfuerzo en transformar al felino en una imagen capaz de reflejar lo que el cliente deseaba.
Tras varias sesiones de trabajo, el resultado final fue un cuervo sobre el que aparece una calavera, un tatuaje con una gran carga de simbólica. Otro cuervo (de menor tamaño) sobrevuela el cráneo con actitud de caza. En toda la obra colocamos una serie de reflejos rojizos que potencia aún más el efecto final.
Desde mi punto de vista, el conjunto presenta una gran fuerza expresiva y tanto Federico como yo misma hemos quedado encantados con el resultado.